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Írjon visszajelzéstEl restaurante en general está bien, la comida está buena, el local es acogedor, el servicio está bien pero es un lugar muy caro para lo que es … el precio de la bebida es abusivo, no hay vinos por menos de 24€ y son vinos normales, café solo 2,25€, copa de baileys 7,00€ …no puedo decir que fue una mala experiencia pero intentaré no volver.
Aurelio, nuestro camarero ha sido encantador tanto en su trato como en su servicio, nos hemos sentido muy bien. Hemos comido muy bien, la calidad de la comida alta. Estábamos muy cómodos en la mesa, en una parte de la sala en la que nos sentimos privados y felices. Volvernos.
Tiene que mejorar si quiere ser lo que fue. Fuimos a comer, no habíamos reservado y estuvimos en la terraza, agradable y con calefacción pero si pongo tres estrellas es porque siendo clientes más de veinte años hemos ido viendo un cambio a peor, sobre todo en organización y calidad de servicio y es curioso porque hay camareros que los conocemos desde el principio, vamos que por experiencia no será, las raciones son más pequeñas y los precios al alza, antes sacaban un detalle al centro, ahora lo tienes que pedir, al igual que los Grissini también los tuvimos que pedir, son detalles que si no los has conocido no los echas de menos pero yendo todos estos años es inevitable comparar. La comida estaba muy buena, pizza Colloseo al centro, spaghetti Peccorino con trufa, Pizzaiola y Don Salvatore muy ricos, de postre Tiramisú, genial como siempre pero la ración ridícula para lo que era, vamos, la mitad que antes, eso o la medida no la tenía bien al cortar y no pasa nada, así sale y a ver, 3€ por una botella de agua de 0’5L…. Además de estos detalles todo empieza mal cuando llegas a las 13h, ninguna mesa dentro, solos en la terraza y todavía están organizando mesas, sillas, reservas….total, 20’ para pedir, sale la pizza al centro, la terminamos y después de reclamar los segundos tras 15’ de espera nos dicen, “los marcho” y 15’ más….no están pendientes si la comida es del agrado o no, si quieres más bebida, van como locos, no llevan el control de tiempos, igual sale uno fuera que tres más, da la impresión que no tienen mesas o zonas asignadas, todos para todo, sacando platos que son para otra mesa, cogiendo más mesas de las que puedes abarcar tanto el personal como la cocina. Al pagar también tuvimos que pedir tres Limoncello, siempre eran cortesía sin pedirlos, todo se pierde, posiblemente para que pagues deprisa, liberar una mesa y doblarla. Johnathan, es una crítica constructiva.
Sobrevalorado. Problemas con la extraccion de humo, cola para entrar aun teniendo reserva, y NATA en la carbonara, como si fuese una sopa.. por contra las pizzas si son buenas.
Me encanta este restaurante la comida exquisita, muy limpio y atención excelente. Muy recomendable